Comentario
Unos años mayor que los demás, Barnett Newmann (1905-1970), que había jugado un papel importante como pintor y, sobre todo como teórico del expresionismo abstracto, emprende ya en fechas muy tempranas, 1948, un camino solitario. Dejando a un lado la emoción, se embarca en la aventura de encontrar una nueva forma de totalidad, el máximo despojamiento, el equilibrio, en obras como Onement que le sitúan como precedente de la abstracción pospictórica. En la serie Onement (1948-1949) Newman abandona cualquier sugerencia temática y deja que aparezca la franja vertical en un campo de color monocromo, como será habitual en sus obras posteriores.Newman, como Pollock, trastoca las medidas habituales de la pintura. Trabaja en formatos muy grandes, buscando crear un ambiente que envuelva al espectador y le produzca una reacción emocional. La imagen le resulta insuficiente. Desde 1949 utiliza muy pocos elementos y define las zonas de color con contornos precisos, pero -a diferencia de los jóvenes más radicales de la generación posterior- Newman aplica todavía capas de color sobre el lienzo, con pequeñas diferencias de matices, mientras ellos -Morris Louis, por ejemplo-, se limitan a teñir la tela, logrando un efecto mucho más frío. Se acerca más a ellos en el grabado, y la serie que realizó en 1969 para conmemorar la muerte de Martin Luther King está muy cercana a las imágenes minimal de los años setenta.También sus experiencias en el campo de la escultura fueron precursoras de la Nueva Generación inglesa de 1965 (Phillip King, David Annesley, Tim Scott, William Tucker).Otro puente entre el expresionismo abstracto y la nueva abstracción postpictórica lo constituyó una mujer, Helen Frankenthaler (1928). En 1953 esta pintora estaba cambiando su modo de hacer expresionista por otro más sencillo: siguiendo el camino abierto por Pollock, con las pinturas de chorreones y goteo, Frankenthaler coloreaba lienzos sin cortar y sin preparar con óleos muy ligeros, impregnándolos y eliminando la pincelada. Greenberg pensaba que esta técnica era "la revelación crucial" y llevó a su estudio en 1953 a Morris Louis y a Kenneth Noland, animándoles a desarrollar investigaciones semejantes.La pintora llegó más adelante a una abstracción lírica con colores puros en cuadros de grandes dimensiones. Noland y Louis consiguieron pocos años después, hacia 1958, un estilo propio, superando los problemas iniciales que planteaba el óleo y sustituyéndolo por pintura acrílica, de colores más fuertes. Para Greenberg estos dos artistas representan una forma de pintura pura que consiste únicamente en el color que ya no aparece separado de la superficie del lienzo, sino completamente integrado en él, en formas sencillas y a menudo simétricas.